martes, 17 de diciembre de 2013

Historia




Desde bien pequeño ha sido el hijo perfecto que todos padres querrían: educado, con matrícula de honor en su expediente académico y con grandes dotes sociales. El hecho de haber seguido este patrón impuesto, sobre todo por su padre Lord Alexander William Kirkland, miembro de la Cámara Alta del Parlamento del Reino Unido, ha resultado en querer cumplir lo que se espera de él, aunque eso suponga sacrificar en parte su propia vida privada o tiempo libre. 


No tuvo mucha más relación con los niños de su edad que la de la escuela, y de vez en cuando si tenía que asistir a eventos relacionados con el trabajo de su padre. Solía pasar las tardes leyendo o viendo películas de cine antiguo con su abuelo cuando iba a su casa. Con siete años de edad tuvo que mudarse a Canberra por motivos de trabajo: a su padre se le asignó ir a la Embajada británica durante una temporada. Allí descubrió su pasión por la fotografía gracias a la gran cantidad de paisajes distintos que tanto le fascinaban, desde playas de arena blanca con un infinito océano azul turquesa, hasta los inmensos bosques australianos. En su undécimo cumpleaños le regalaron su primera cámara digital, y pronto se convirtió en su objeto más preciado del que no se separaba ni para dormir (literalmente durante los primeros días que la tuvo). 


Cinco años después, volvió a Londres para reanudar sus estudios en la City of London School for Boys. A partir de entonces sus padres fueron más permisivos al ver que podía compaginar sus obligaciones con salir más a menudo. De vuelta en su antigua escuela rápidamente ganó popularidad entre sus compañeros y se rodeó de amigos que rápidamente se convertirían en personas imprescindibles en su vida, especialmente Charlie, Michael y George, a quienes ya conocía de pequeños por haber coincidido en alguna ocasión en clase. Ciertos grupos de música música o videojuegos fueron algunos de los gustos que compartían los cuatro y que les unieron desde el principio hasta la actualidad. 




Uno de sus objetos más preciados es un álbum de fotos que ha ido haciendo a lo largo de los años que los ha conocido con fotos de ellos cuatro, o incluso garabatos o notas que se pasaban en clase cuando el profesor estaba distraído de cara a la pizarra. Desafortunadamente, Charlie y Michael se mudaron a Leeds siguiendo su vocación de estudiar Ciencias de la Salud gracias a una beca que les fue concedida al graduarse, y eso fue un golpe bastante duro para Jem. Su característico buen humor se vio algo apagado un par de semanas, aunque se apoyó en George y viceversa. Actualmente mantiene el contacto con ellos vía Internet o por teléfono, y siempre está atento por si surge alguna oportunidad de ir a hacerles una visita, aunque cada vez es más difícil debido a la Universidad. 

A los dieciocho años se graduó y pudo ingresar en la London School of Economics and Political Science (LSE) para cursar la carrera de Ciencias Políticas que seguramente culminará en su –ya casi asegurado- puesto en el Parlamento. 


Escudo y lema de la City of London School for Boys
Escudo y lema de la London School of Economics and Political Science

Desde el primer semestre hizo muy buenas migas con sus nuevos compañeros de Universidad, en especial con una chica de pelo castaño -aunque más tarde se tintaría de diferentes colores- y llamativos ojos grises llamada Leslie. Con ella compartió varias asignaturas los dos primeros años de carrera y no pasó mucho tiempo hasta que la joven comenzó a despertar cierto interés en Jem. Por fin ser armó de valor un año en Halloween y le pidió que saliera con él. Él siempre la había adorado desde el primer día que se vieron en la facultad, y cuando ella le dijo que sí a esa primera cita Jem sacó una faceta dulce que no había tenido la oportunidad de compartir antes con nadie. 

Durante dos años dedicó un pedacito de su ser a Leslie y siempre que podía escaparse en los ratos libres que le dejaban los estudios estaba con ella, bien fuera intentando aumentar el número de fotografías de un recién estrenado álbum dedicado a ellos dos o simplemente tirados en el césped de cualquier parque pasando un rato juntos disfrutando del raro sol londinense. Pese a tener a una nueva persona en su vida, siguió estudiando para obtener sobresalientes en la gran mayoría de los exámenes, cosa que le recordaban constatemente sus padres, y quedaba a menudo con George cuando ambos tenían un hueco en sus apretadas agendas. La chica enseguida cayó bien a los padres de Jem, quienes ya la trataban como una hija más cuando iba a su casa.

Ésa fue la época más feliz de la vida de Jem, pero igual de rápido que vino, se fue. Una mañana de mayo que Jem había quedado para terminar un proyecto de final de curso con unos compañeros se encontró con Leslie que iba de camino a casa de sus abuelos, según le había dicho ella unas horas antes en un mensaje de texto, pero la realidad fue que se topó de frente con ella de la mano con otro chico. Tras una ajetreada tarde de explicaciones por parte de la pelirroja, ésta terminó diciéndole que simplemente ya no estaba enamorada de él porque había encontrado a otra persona el dependiente de Starbucks que en numerosas ocasiones les había servido su adorado café del desayuno de camino a clase- y que no sabía cómo decírselo. De esta manera terminó la primera y única relación amorosa de Jem hasta la fecha, con él decidiendo alejarse todo lo posible de Leslie y todavía intentando deshacerse de ciertos sentimientos.

Desde hace un par de meses presta especial atención a un tablón de anuncios de la facultad por si surgiera la ocasión de poder mudarse a un piso de alquiler con algún estudiante para vivir un poco más distanciado de sus padres y, quién sabe, tal vez tener una nueva cara que fotografiar y con quien compartir nuevas aventuras.









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